El sin sentido


 

Guardamos las fotos en cajones donde se llenan de polvo los recuerdos que de vez en cuando se agolpan en nuestra mente ¡como llamando a la puerta! y abrimos, los vemos pasar una y otra vez a lo largo de nuestro tiempo, cada vez más lejano, más difuso, intentamos reorganizar nuestra vida, ilusiones, alegrías,  siempre el sol brilla dibujando una sonrisa. Muerte y vida, nacer y morir, y a pesar de nosotros, de todo,  la vida siempre se perpetua siendo nuestra existencia un largo instante casi efímero en ocasiones, comparado con la inmensidad del universo y los miles de millones de pensamiento que lo habrán poblado. Es el paso del tiempo, que hace que todo vaya desapareciendo, difuminándose, volviéndose borrosos los recuerdos, los amores, la personas que forman y formaron parte de nuestra propia historia, lo bueno y lo malo; todo se va  desdibujando hasta desaparecer, incluso nosotros mismos, el sin sentido de la existencia. ¿Cuántas generaciones pasaran hasta que ya no quede ni un solo recuerdo de uno mismo?, probablemente una, a lo sumo dos, fuimos, somos, seremos recuerdos difuminados con el tiempo, el sin sentido de la existencia.